viernes, 14 de marzo de 2008

Como reaccionar frente a la violencia.


“Cerca de Tokio vivía un gran samurai. Acerca de él corría la leyenda de que era capaz de vencer a cualquier adversario. Cierto día un joven guerrero conocido por su agresividad pasó por la casa del samurai queriendo derrotarlo y así aumentar su fama. Primero le gritó y luego empezó a tirar piedras a su casa ante todos sus discípulos. Pero el samurai permaneció impasible, ignorando sus agresiones y al final de la tarde, ya exhausto y humillado, el joven guerrero se retiró del pueblo.
Decepcionados sus discípulos ante el hecho de que su maestro aceptara tanta agresión e insultos del abusador sin hacer nada, le preguntaron:
-¿Maestro, por qué no usó su espada en vez de mostrarse como un cobarde ante todos nosotros?
El samurai repuso:
-Si alguien se acerca a ti con un paquete y no lo aceptas, ¿a quién le pertenece el paquete?
-A la persona que intentó entregarlo —respondió uno de los discípulos.
-Pues, lo mismo sucede con la rabia —añadió el maestro—; cuando no es aceptada sigue perteneciendo a quien la carga consigo”.

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