sábado, 22 de diciembre de 2007

Nostalgias...

Si hubiera imaginado,
que tu tiempo y mi tiempo en estemundo,
pudieran no ser uno,
habria hecho racimos con los besos que,
ahitos de dulzor, aun nos quedaron,
para aliviar con ellos,
la amargura que hoy aflora hasta mis labios.
si hubiera adivinado que,
el camino sin ti, no se acababa
y que habria de andarlo
perdida en soledades y nostalgias,
me habria anticipado hasta su meta
para esperarte en ella
y asi explorar la otra vida de tu mano.
Si hubiera sospechado
que el rio de bucolicas riveras
en el que tanto nos amamos,
celoso de mi bien, suyo te hiciera,
habria detenido en un remanso
nuestro pequeño barco,
para morir contigo,
jugando a ser estrellas.

miércoles, 19 de diciembre de 2007

Hay Amores...


Ay! mi piel, que no haría yo por ti

por tenerte un segundo,

alejados del mundo y cerquita de mí

Ay! mi piel, como el río Magdalena

que se funde en la arena del mar,

quiero fundirme yo en tí.

Hay amores que se vuelven resistentes a los daños,

como el vino que mejora con los años ,

así crece lo que siento yo por ti.

Hay amores que se esperan al invierno y florecen

y en las noches de otoño reverdecen

tal como el amor que siento yo por ti.

Ay! mi piel, no te olvides del mar

Que en las noches me ha visto llorar

tantos recuerdos de ti.

Ay! mi piel, no te olvides del día que se paró en tu vida,

de la pobre vida que me tocó vivir.

Hay amores que se vuelven resistentes a los años
como el vino que mejora con los años
así crece lo que siento yo por ti.
Hay amores que parece que se acaban y florecen
y en las noches del otoño reverdecen
tal como el amor que siento yo por tiyo por ti…por ti…
como el amor que siento yo por ti.

Hay amores . Shakira

martes, 18 de diciembre de 2007

Carla Bruni


'''Quelqu'un m'a dit''' Letra de la Canción en español
Alguien me dijo que nuestras vidas no valen gran cosa, Pasan en un instante igual que se marchitan las rosas. Alguien me dijo que el tiempo que pasa es podrido Que de nuestras penas él se hace abrigos Sin embargo alguien me dijo
CORO: Que tu me amabas aún, Este alguien me dijo que tu me amabas aún. Seria esto posible entonces?
Alguien me dijo que el destino se burla de nosotros Que no nos da nada y que nos promete todo Que la felicidad esta al alcance de nuestra mano, Entonces alzamos la mano y descubrimos que estamos locos. Sin embargo alguien me dijo
CORO: Que tu me amabas aún, Este alguien me dijo que tu me amabas aún. Seria esto posible entonces?
Pero quien me dijo que aún me amabas? No lo recuerdo, era tarde en la noche, Oigo aún la voz, pero no reconozo los rasgos "Te quiere, es un secreto, no le digas que te lo he dicho" Lo ves, alguien me dijo
Que aún me amabas, es lo que dices? Que aún me amabas, seria esto posible entonces?
Alguien me dijo que nuestras vidas no valen gran cosa, Pasan en un instante igual que se marchitan las rosas. Alguien me dijo que el tiempo que pasa es podrido Que de nuestras tristezas él se hace abrigos Sin embargo alguien me dijo
CORO: Que tu me amabas aún, Este alguien me dijo que tu me amabas aún. Seria esto posible entonces?

La Tierra, Totila Albert


Prólogo“Buscando la causa de la falta de unidad entre los seres humanos y de la gran confusión en que se encuentra sumida la mayor parte de la humanidad, se critica como culpables a la Iglesia y al Estado, pero nunca se da el último paso: trasladar la responsabilidad al creador de tales instituciones, quien haciendo uso del poder se ha dado a sí mismo valor absoluto y se ha arrogado el derecho de vida o muerte sobre la familia, considerándola de su propiedad y apoderándose de sus bienes. Hora es de que no nos ocupemos solamente de los síntomas sino de la enfermedad como tal, reconociendo en el patriarcado el origen de nuestras imperfecciones y de la artificialidad de nuestra forma de vida”.

El vuelo del genio



-¿Levantas, hijo, el vuelo?-¡Sagradas voces!, creo que sí,mi alma está en duelodesde que os perdí.Era la sombra del vacíosúbitamente todo lo mío.De par en par abrió el dolorel cuerpo mismo.Tornó afuera el interior,y con la fuerza del sonidobrotaron alas del abismo.De mí, en vuelo suspendido ,nacía fiel y reposadaen síla trinidad alada,y con la vista elevadaos vívolar conmigo a la nada.y eso es todo lo que séporqué de todo me acordé,altivo padre que señalasmás alto aún que nuestras alas,amada madre que tan seríaseñalas hacia la materia.Y entendí que era yoa quien tu mano señalabaen la visión que así volaba.Tan cerca estuve de morirque atravesé mi vida,de ida y venida, y pude reconstruirla constelación humana:a través del sol, en nuestro padre, y de la noche, en nuestra madre,llegar al Yo, que solo emana.
La experiencia con la que comenzó su vuelo chamánico (y su liberación de la “mente ordinaria”, podríamos decir) tuvo un fuerte componente físico. “Abrió el dolor al cuerpo mismo” hace referencia a la sensación de que su cuerpo se separa por la espalda en dos mitades, desde la cabeza a los pies. La apertura del cuerpo es un tema común en los relatos de iniciaciones chamánicas, y tengo certeza de que Tótila Albert no conocía la literatura al respecto. Alude asimismo el poema a la sensación, también familiar a los conocedores del chamanismo, de que el interior del cuerpo se volcaba hacia afuera, y al decir que “brotaron alas al abismo” no sólo se refiere metamórficamente al proceso espiritual por el cual la caída a la propia profundidad se torna en elevación, sino a una vivencia física de transformación en ave de rapiña.En el bajorrelieve (figura 2, ‘Ave del Retorno’) con el que he ilustrado en el primer capítulo del libro (Agonía del Patriarcado) la trinidad interior de madre-padre-hijo, el escultor tradujo la vivencia de transformación en la de un cóndor que porta al hijo entre sus garras. Sin embargo, la vivencia física a la que me refiero se corresponde con la experiencia general de los chamanes siberianos que, en el curso de su primera iniciación, se sienten transformados en águilas y pasan a considerarse descendientes de un chamán original águila. (…)Resulta sugerente la invitación de Tótila a hablar en su manifiesto de amores, en plural: cualidades o formas primordiales del amor. El amor paterno se orienta a lo “celestial”, al mundo de los principios, las ideas y los ideales. El amor materno se orienta a la naturaleza y hacia lo individual, y no atiene a méritos, sino a necesidades. Por otra parte, el amor filial (tan patologizado en nuestra época, al ser interrumpido y reemplazado el vínculo amoroso hacia los padres por un vínculo de resentimiento y de dependencia idealizada) se caracteriza por un actitud agradecida de receptividad y respeto.Llevando aún más lejos este pensamiento, podemos decir que el amor intrapsíquico entre los principios Padre, Madre e Hijo es necesario para que pueda haber armonía en la familia humana, así como entre los valores paternos, maternos y filiales de nuestra cultura. Esta es la idea que expresaba un bajorrelieve realizado por Tótila en la fachada de un edificio público en Santiago de Chile, y que existió hasta hace poco, antes de ser destruido por las autoridades hacia las postrimerías de la dictadura militar en los 80. En él lo paterno y lo materno venían representados por dos alas que, con su polaridad, permitían a una figura central volar hacia adelante.Más concretamente, en el relieve, sobre las alas de un cóndor la figura del Hijo apunta hacia adelante, mientras que a su lado, a la izquierda, la Madre apunta hacia abajo y, a la derecha, la figura del Padre lo hace hacia arriba. Digamos que si la condición ordinaria del ser humano es quedar fijado a un estado infantil en el que regresivamente mantiene una relación de necesidad y ambivalencia frente a los padres de su infancia, el niño sano que reside potencialmente en el interior de todos nosotros puede, a través de su amor hacia su padre y su madre internos, apropiarse de las cualidades del amor paterno y del amor materno, integrando así el amor al cielo con el amor a la tierra, el amor a la sabiduría y el amor a la naturaleza, el amor a la divina transcendencia y el amor a la inmanencia divina.”

AUTO NOCIMIENTO - TOTILA ALBERT
Transformado al regresar de profundos sentimientos vago por el mundo. Aquel que bendice a sus padres se recrea a sí mismo en honda felicidad”.
Tótila Albert

Mi interés por la idea de que el patriarcado constituye la raíz del gran macroproblema que tenemos planteado data de mediados de los años cincuenta, y la fuente de mi inspiración es más antigua y poco conocida: un chileno, que ya era consciente de lo crítico de esta situación hace más de cincuenta años. Tótila Albert, nacido en Chile, llegó a ser conocido como escultor en los años que siguieron a la primera guerra mundial. Apodado por sus contemporáneos en Berlín “el Rodin alemán”, puede ser considerado como el mejor escultor que haya producido Chile, pero la concurrencia de diferentes circunstancias le impidió llegar a ser conocido internacionalmente, y hoy en día la mayor parte de su obra (originalmente en yeso) ha sucumbido a los embates del tiempo.A la edad de 37 años, tras la muerte de su padre, Albert sufrió una muerte en vida que supuso un tránsito a un renacimiento, o –según su propia expresión– a un “auto-nacimiento”. Después de esto, abandonó la escultura para dedicarse a la poesía, en lengua alemana, y contando con el apoyo financiero de sus amigos en el Berlín de la preguerra, pudo integrarse íntegramente a la escritura, convertida en adelante en eje central de su crecimiento en el seno de una nueva vida. Más tarde, el día antes de declararse la segunda guerra mundial (y cerrarse, consiguientemente, las fronteras alemanas), abandonó Alemania para volver a Chile. Allí se casó, cuando tenía 48 años, y volvió a la escultura para poder sobrevivir, pero siguió también escribiendo poesía. Alguna gente iba a aprender escultura con él, sintiéndose curados en su compañía, pero principalmente gustaba de hablar con las personas, en un deseo de despertarlas y sacarlas de su “adormecimiento patriarcal”.
Tótila Albert no era un filósofo en el sentido propio de la palabra. Si llegó a alcanzar una profunda intuición política, no fue a través del pensamiento discursivo, sino como resultado de un largo y dramático proceso de desarrollo interior que, a mitad de su vida, como hemos dicho, le transformó de escultor en místico y poeta. Una parte inicial de este proceso consistió en atravesar una especie de alquimia interna, en la que –tras un mítico y muy real (con ocasión de la muerte de su padre)– pudo entrar en diálogo con las imágenes internalizadas de su padre y de su madre, quedando así curada la relación del pasado entre sus padres más allá de su propio condicionamiento. (…). Más tarde en su vida habría de señalar cómo nuestros padres personales son al mismo tiempo obstáculos y vehículos potenciales para conectarnos con nuestros “padres universales”. Puesto que la muerte de su padre le había hecho sentirse como un árbol incendiado repentinamente por un rayo –herido por una muerte interior que había de conducirle a una nueva vida–, asimismo pensaba que la muerte de quienes más amamos supone para todos una vía que la vida nos pone por delante en el camino de nuestra espiritualización. Creo que los historiadores de la cultura tienen motivos suficientes para pensar que esto es así, ya que efectivamente la experiencia de la muerte parece jugar un papel central en el surgimiento de las diferentes religiones.Durante 1938, en el Berlín de la preguerra, el shock de lo que estaba ocurriendo en torno suyo hizo salir a Tótila de la “torre de marfil” de su laboratorio poético y alquímico. En ese año escribió tres “cartas” dirigidas a la “Madre”, al “Padre” y al “Hijo”, pero no a sus propios padres. Por Padre entendía el “padre absoluto”, el “principio paterno” propio del imperialismo.En Chile, en 1943 dio a luz una seie de 66 himnos con el título Die Dreimal Unser (‘Lo tres veces nuestro’, o simplemente ‘Nuestra trinidad’), que contenían temas de poesía política –o de poesía místico-política, más propiamente–, y a los que, según recuerdo haberle oído decir, concebía como “affiches verbales” destinados a atraer la atención de la gente sobre los peligros de la obsolescencia del orden patriarcal en que estamos inmersos.

lunes, 17 de diciembre de 2007

Mas vale dar que recibir

Había una vez una árabe llamado Beremis Samir, que hacía cualquier cosa con los números.Iba un día de viaje cuando halló, a mitad de su camino, a tres hombres que discutían acaloradamente frente a un lote de camellos...Y al detenerse Beremis Samir y preguntarles el motivo del entredicho, uno de los alegadores le respondió lo siguiente: "Somos hermanos y recibimos estos 35 camellos como herencia de nuestro padre, que acaba de fallecer. Yo, porque soy el mayor, debo quedarme, conforme a la voluntad del finado, con la mitad de los 35 camellos. Este, que es el segundo, debe recibir la tercera parte. Y aquel, que es el menor, la parte novena de los treinta y cinco camellos".Y dijo otro de los hermanos: "Pero es imposible hallar la mitad exacta y aún, la tercera y la novena partes de treinta y cinco!"Beremis Samir pensó un instante y, luego, desmontando de su propio camello, lo agregó al lote de los que heredaron los hermanos. Y dijo: "Agregando mi camello a los vuestros, hacen treinta y seis".Los otros se quedaron sorprendidos por la generosa actitud del viandante, pero aguardaron callados a que la esclareciera. Y así lo hizo, en efecto, Beremis Samir."Agregando mi camello a los vuestros, hacen treinta y seis. De modo que... toma tú la mitad que te corresponde".Separó Beremis para el mayor de los hermanos la mitad de 36, o sea, 18 camellos.Volviéndose, enseguida, al hermano segundo, prosiguió: "Tú debías recibir la tercera parte. Siendo treinta y cinco camellos, no habría sido posible que la recibieras, pues la tercera parte de treinta y cinco son once y pico. Y los camellos no tienen pico. Pero ahora, siendo, con el mío que agregué a los vuestros, treinta y seis...:ten. Ahí van tus doce camellos: la tercera parte exacta de treinta y seis, como ves".Quedaba por satisfacer al hermano menor: "A ti, según el testamento de tu padre, te correspondía la novena parte del lote. La novena parte de treinta y seis son cuatro. Toma tus cuatro camellos".Y el menor de los hermanos los tomó, muy contento. Entonces, Beremis Samir sumó lo que había repartido y dijo: "Pues que has recibido dieciocho camellos tú, doce y cuatro el niño, aún habiendo recibido cada uno más de lo que les hubiese correspondidole ser sólo treinta y cinco camellos... sumemos: 18 más 12 son 30. Más 4, 34. Quiere decir que de los treinta y seis camellos, sobran dos. Uno es el que yo puse. Y el otro, el que me corresponde por haberos hecho lograr una participación favorable para todos".Y Beremis Samir dejó a todos los hermanos contentos y, montando en su camello nuevamente, se fue con el otro camello de tiro.La moraleja que se descubre en este cuento es que todo cuanto damos a otros se entregaa título provisional, porque siemprela vida nos lo devuelve con creces. Si los egoístas supieran las ventajas que reporta la generosidad, serían generosos por puro egoísmo.

sábado, 8 de diciembre de 2007

Porque escribi...

Ahora que quizás, en un año de calma, piense: la poesía me sirvió para esto: no pude ser feliz, ello me fue negado, pero escribí.
Escribí: fui la víctima de la mendicidad y el orgullo mezclados y ajusticié también a unos pocos lectores; tendí la mano en puertas que nunca, nunca he visto; una muchacha cayó, en otro mundo, a mis pies.
Pero escribí: tuve esta rara certeza, la ilusión de tener el mundo entre las manos —¡qué ilusión más perfecta! como un cristo barroco con toda su crueldad innecesaria— Escribí, mi escritura fue como la maleza de flores ácimas pero flores en fin, el pan de cada día de las tierras eriazas: una caparazón de espinas y raíces
De la vida tomé todas estas palabras como un niño oropel, guijarros junto al río: las cosas de una magia, perfectamente inútiles pero que siempre vuelven a renovar su encanto.
La especie de locura con que vuela un anciano detrás de las palomas imitándolas me fue dada en lugar de servir para algo. Me condené escribiendo a que todos dudarán de mi existencia real, (días de mi escritura, solar del extranjero). Todos los que sirvieron y los que fueron servidos digo que pasarán porque escribí y hacerlo significa trabajar con la muerte codo a codo, robarle unos cuantos secretos. En su origen el río es una veta de agua —allí, por un momento, siquiera, en esa altura— luego, al final, un mar que nadie ve de los que están braceándose la vida. Porque escribí fui un odio vergonzante, pero el mar forma parte de mi escritura misma: línea de la rompiente en que un verso se espuma yo puedo reiterar la poesía.
Estuve enfermo, sin lugar a dudas y no sólo de insomnio, también de ideas fijas que me hicieron leer con obscena atención a unos cuantos psicólogos, pero escribí y el crimen fue menor, lo pagué verso a verso hasta escribirlo, porque de la palabra que se ajusta al abismo surge un poco de oscura inteligencia y a esa luz muchos monstruos no son ajusticiados.
Porque escribí no estuve en casa del verdugo ni me dejé llevar por el amor a Dios ni acepté que los hombres fueran dioses ni me hice desear como escribiente ni la pobreza me pareció atroz ni el poder una cosa deseable ni me lavé ni me ensucié las manos ni fueron vírgenes mis mejores amigas ni tuve como amigo a un fariseo ni a pesar de la cólera quise desbaratar a mi enemigo.
Pero escribí y me muero por mi cuenta, porque escribí porque escribí estoy vivo.
Enrique Lihn