lunes, 2 de junio de 2008

El Maestro de Té y el Ronin

el maestro de té del señor yamanouchi de la provincia de tosa había sido obligado por los insistentes requerimientos de su señor a dejar el tranquilo castillo de tosa y seguir a su amo a edo, donde, evidentemente, el señor yamanouchi deseaba hacer patente la habilidad de su subordinado para realizar la cha-no-yu (ceremonia del te).

ya en edo, un día el pacífico maestro de té (que no era del rango de los samurai aunque debido al protocolo vestía como el) tuvo un encuentro que había esperado y temido desde que salió de su casase encontró con un ronin (samurai sin amo) que lo desafió a un duelo. el maestro de té dio a conocer su estatus, pero el ronin que quería obtener dinero de su víctima a la fuerza, continuó amenazándole.

si pagaba para que le dejara ir en paz, hubiera sido una acción deshonrosa para él, para su señor y para su clan. la única alternativa que tenía era aceptar el desafío. una vez que se había resignado a la idea de la muerte, el maestro de té sólo deseaba morir de una forma digna de un samurai; de manera que pidió permiso a su adversario para retrasar el enfrentamiento y corrió hacia una escuela de esgrima que había advertido en las proximidades, esperando que recibiría al menos la información básica que necesitaba, es decir, los rudimentos de cómo morir de forma honrosa con el sable.

solía ser difícil el tener una audiencia con el maestro de una escuela sin una carta de presentación, pero en este caso aún el portero notó lo profundamente preocupado que estaba el maestro de té y le impresionó la urgencia con que le rogaba que le dejase entrar. al final fue presentado al maestro, que habiendo escuchado con atención su historia, le pidió que le sirviera un té antes de aprender el arte de morir. al observarle realizar la ceremonia del té con una total concentración y serenidad mental, el maestro de sable exclamó.

- ¡ya lo tengo! ¡no necesita aprender el arte de la muerte! el estado mental en el que ud. se encuentra es suficiente para que enfrente a cualquier sable. cuando vea al ronin , haga esto: primero piense que va a servir un té para un invitado. salúdele cortésmente disculpándose por el retraso y dígale que ahora esta preparado para el encuentro. quítese el haori (chaqueta), dóblela cuidadosamente y luego póngase el abanico como lo hace cuando esta trabajando. luego colóquese la tenugui (toalla) enrollada en la cabeza, anude sus mangas con una cuerda y recójase el hakama. saque la espada, levántela hasta su cabeza preparándose completamente para atacar al adversario y cerrando los ojos, concentre su pensamiento en el combate. cuando le oiga dar un grito, atáquele con el sable. probablemente concluirá con un asesinato mutuo.

el maestro de té agradeció profundamente al maestro de sable y se encamino al duelo con el ronin. al llegar saludó e hizo todo lo que le indicara el maestro de sable con la misma concentración que tenía al realizar la ceremonia del té. receloso el samurai avanzó cautelosamente y pensó:

- con seguridad este hombre es muy fuerte, ha tenido el coraje de regresar para luchar conmigo.

el maestro de té, absorto por completo, no prestaba ninguna atención a los movimientos de su adversario. este comenzó a sentir miedo:

- sin duda alguna es un gran guerrero, sólo los maestros de sable toman desde el principio del combate una posición de ataque. además cierra los ojos.

el ronin estaba completamente desamparado, no se atrevía a atacar, seguro de ser despedazado al menor gesto. el maestro de té había olvidado al samurai, atento únicamente a aplicar los consejos del maestro de sable, a morir dignamente. los gritos del ronin lo volvieron a la realidad:

- no me mates, ten piedad de mi. creía ser maestro del arte del sable, pero jamás había encontrado un hombre como tu. te suplico que me aceptes como discípulo, enséñame la vía del sable.

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