sábado, 19 de mayo de 2007

CITA CON UN HOMBRE CASADO

IRONIAS DEL ADULTERIO
El hombre casado le dice a su esposa que va al dentista. Es mentira. Va a casa de su amante, que lo espera sin entusiasmo.

Si bien ama a su esposa, con quien tiene una hija, no soporta estar todo el día en casa especialmente desde que ella decidió trabajar. El era feliz cuando ella estaba todo el día en casa acompañándolo mientras se dedicaba a lecturas que solo a el le interesaban porque ella además de su presencia y devoción por él es poco lo que le puede compartir, pero ahora él ya no disfruta estar solo y eso lo perturba e irrita casi imperceptiblemente por su propia razón.

El hombre casado llega a casa de su amante. Son las tres de la tarde (será siempre miércoles de 3 pm a 6.30 pm, el parece llevar un reloj-alarma incorporado) es una hora inconveniente para ella quien odia las rutinas y que suele comenzar su día a esa hora. Ella al saber que el vendrá a puesto la alarma a las 9.00 am para rescatar algo de ese día ya que la experiencia le indica que su jornada amorosa la anulara por el resto de la tarde, se ha dado un baño de tina de caliente ha ordenado y limpiado un poco el departamento solo en honor a él. Al salir de la tina ella ha pensado en llamarlo y decirle que no venga porque debe trabajar en asuntos pendientes, y que no puede verle pero no lo hace porque sus deseos son más fuertes cualquier culpa y cobardía.

Cuando ella ve al hombre casado en la puerta de su departamento piensa: “que bueno que no cancele nuestra cita, su piel se estremece con el beso de recepción como anticipo de lo que será el contundente plato de fondo con el que ella tanto a fantaseado la semana completa” no se han visto desde hace una semana exactamente la ultima vez que se vieron fue en una reunión de amigos donde el hombre casado suele robarse toda la atención según su costumbre. Allí la joven amante solo observa y mantiene la pecaminosa relación en total anonimato ya que nadie sospecharía que el honorable orador fijaría en la joven amiga de su esposa

El hombre casado y su amante pasan a la cocina el siempre llega con sed y sin ningún presente para ella, quizás porque a él tan seguro y arrogante no le interesa sorprenderla ya que la cree enamorada y segura o porque va siempre de prisa en su ruta clandestina. El le dice que no camine descalza que se puede resfriar o que le puede tomar la corriente etc., siempre predice alguna fatalidad a la que ella no prestara atención ya que ella solo espera caricias y no consejos paternales. Luego ella le sirve un te que solo esta en su despensa porque ella lo a comprado para él ya que el te no va con su estilo de “despensa vacía”, el amante maniático no esta conforme y pide sacarina lo que es imposible que ella le conceda porque como amante novata no esta dispuesta a seguir siendo condescendiente ya que si le gustara el rol se buscaría a uno donde ella fuera oficialmente al menos la única titular. Le dice que no hay que se conforme con azúcar el la mira de reojo como si no acostumbrara a ser ignorado en sus deseos.

Ella piensa que solo les queda una hora y que es una pena siempre el pensar que él se va y que pierdan el tiempo hablando de sus amigos comunes y del Transantiago temas que pasan a ser su rival en lucha por su atención ella quiere ser su única distracción en ese momento.

Su celular comienza a sonar (ella también odia “el aparatito aquel”) el hombre casado lo ignora. “es mi mujer, que pesada”, dice. Luego le dice a su joven amante que se veía muy linda el otro día y que noto que otros amigos la veían mientras ella sonreía en su ultima reunión ella se muestra indiferente con lo que intenta decirle que la única persona que ella nota es a él, que no percibe a nadie mas. El esboza cierta sonrisa como si a ratos disfrutara la actitud displicente de su amante.

El hombre casado y su amante pasan a la habitación se besan y acarician ella olvida el mundo como lo conoce viaja sola a un universo de sensaciones, sabores, olores, texturas y gemidos, que registra y atesora para luego volcarlas el líneas que con nadie compartirá.

Cuando terminan de acariciarse vuelve a sonar el celular de el, quien le dice a su mujer que va saliendo para la casa a cuidar a sus hijos, y le pregunta si es que ella alcanzara a tomar once, que él y que la ama. Se viste de prisa casi groseramente.
Antes de irse el hombre casado le dice: “yo se que no me amas. Yo tampoco. Te estoy usando. Ella contesta pero seguiré a tu lado, luego llegaran otras jovencitas es el ciclo ecológico, y ya no me veras mas, ella señala. El hombre casado sonríe la besa y se aleja pero sabe que ella nunca bromea, el final ocurrirá ciertamente
.

No hay comentarios: