martes, 18 de diciembre de 2007


AUTO NOCIMIENTO - TOTILA ALBERT
Transformado al regresar de profundos sentimientos vago por el mundo. Aquel que bendice a sus padres se recrea a sí mismo en honda felicidad”.
Tótila Albert

Mi interés por la idea de que el patriarcado constituye la raíz del gran macroproblema que tenemos planteado data de mediados de los años cincuenta, y la fuente de mi inspiración es más antigua y poco conocida: un chileno, que ya era consciente de lo crítico de esta situación hace más de cincuenta años. Tótila Albert, nacido en Chile, llegó a ser conocido como escultor en los años que siguieron a la primera guerra mundial. Apodado por sus contemporáneos en Berlín “el Rodin alemán”, puede ser considerado como el mejor escultor que haya producido Chile, pero la concurrencia de diferentes circunstancias le impidió llegar a ser conocido internacionalmente, y hoy en día la mayor parte de su obra (originalmente en yeso) ha sucumbido a los embates del tiempo.A la edad de 37 años, tras la muerte de su padre, Albert sufrió una muerte en vida que supuso un tránsito a un renacimiento, o –según su propia expresión– a un “auto-nacimiento”. Después de esto, abandonó la escultura para dedicarse a la poesía, en lengua alemana, y contando con el apoyo financiero de sus amigos en el Berlín de la preguerra, pudo integrarse íntegramente a la escritura, convertida en adelante en eje central de su crecimiento en el seno de una nueva vida. Más tarde, el día antes de declararse la segunda guerra mundial (y cerrarse, consiguientemente, las fronteras alemanas), abandonó Alemania para volver a Chile. Allí se casó, cuando tenía 48 años, y volvió a la escultura para poder sobrevivir, pero siguió también escribiendo poesía. Alguna gente iba a aprender escultura con él, sintiéndose curados en su compañía, pero principalmente gustaba de hablar con las personas, en un deseo de despertarlas y sacarlas de su “adormecimiento patriarcal”.
Tótila Albert no era un filósofo en el sentido propio de la palabra. Si llegó a alcanzar una profunda intuición política, no fue a través del pensamiento discursivo, sino como resultado de un largo y dramático proceso de desarrollo interior que, a mitad de su vida, como hemos dicho, le transformó de escultor en místico y poeta. Una parte inicial de este proceso consistió en atravesar una especie de alquimia interna, en la que –tras un mítico y muy real (con ocasión de la muerte de su padre)– pudo entrar en diálogo con las imágenes internalizadas de su padre y de su madre, quedando así curada la relación del pasado entre sus padres más allá de su propio condicionamiento. (…). Más tarde en su vida habría de señalar cómo nuestros padres personales son al mismo tiempo obstáculos y vehículos potenciales para conectarnos con nuestros “padres universales”. Puesto que la muerte de su padre le había hecho sentirse como un árbol incendiado repentinamente por un rayo –herido por una muerte interior que había de conducirle a una nueva vida–, asimismo pensaba que la muerte de quienes más amamos supone para todos una vía que la vida nos pone por delante en el camino de nuestra espiritualización. Creo que los historiadores de la cultura tienen motivos suficientes para pensar que esto es así, ya que efectivamente la experiencia de la muerte parece jugar un papel central en el surgimiento de las diferentes religiones.Durante 1938, en el Berlín de la preguerra, el shock de lo que estaba ocurriendo en torno suyo hizo salir a Tótila de la “torre de marfil” de su laboratorio poético y alquímico. En ese año escribió tres “cartas” dirigidas a la “Madre”, al “Padre” y al “Hijo”, pero no a sus propios padres. Por Padre entendía el “padre absoluto”, el “principio paterno” propio del imperialismo.En Chile, en 1943 dio a luz una seie de 66 himnos con el título Die Dreimal Unser (‘Lo tres veces nuestro’, o simplemente ‘Nuestra trinidad’), que contenían temas de poesía política –o de poesía místico-política, más propiamente–, y a los que, según recuerdo haberle oído decir, concebía como “affiches verbales” destinados a atraer la atención de la gente sobre los peligros de la obsolescencia del orden patriarcal en que estamos inmersos.

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